Cora Díaz, Cimientos de una Esperanza
Pintada a mano sobre porcelanato con pigmentos cerámicos, 6 x 12 mts., año 2008
Cora Díaz
Cora Díaz se formó en la plástica de manera profesional, primero en México, donde cursó en la Universidad de Montemorelos la Licenciatura en Artes Visuales con especialidad en Pintura (1996), y luego en Bruselas, Bélgica, donde obtuvo el Diploma de la Especialidad en Dibujo por la Académie Royale des Beaux Arts de Bruxelles (2001) y se graduó del Master en Arts Plastiques et de l¹Espace del Institut Supérieur des Arts Visuelles de La Cambre (2004). Cursó, además, entre 1996 y 2003 estudios de carácter técnico e histórico sobre diversos aspectos del arte, en la misma ciudad de Bruselas y en Valladolid, España.
La carrera de Cora Díaz incluye decenas de premios y exposiciones individuales en México, Bélgica, Italia, China, Francia, Luxemburgo, Holanda, Suecia, Perú, Estados Unidos y Cuba. Ha participado en forma destacada en importantes bienales de arte en Francia, Bélgica, Italia, China y su obra forma parte de importantes colecciones pública y privadas.
“CORA DíAZ : LEER EL PAISAJE” :
Un Mural para la Biblioteca de Ciencias Agropecuarias y Biológicas del Campus de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma de Nuevo León
Al mismo tiempo que la proeza de la artista, en primera instancia debemos saludar la iniciativa de la Universidad, quien a través de la realización de este mural, reconoce al arte su rol en la vida pública y académica. Una obra no es ni un simple signo trasparente de comunicación , ni un criptograma de opacidad ilegible. Una obra ofrece una resistencia a la decodificación, pero esta espesura, constituye el funcionamiento mismo de su lenguaje: en vez de la evidencia de un mensaje, su lógica es la condensación, según el término utilizado por Freud, de una organización compleja de imágenes y significaciones.
Al clasicismo y a su visión idealista de un evidente sistema ordenado, Cora Díaz prefiere la complejidad de la organización manierista. Se trata de un modo de representación pero también, de una manera de pensar, que, mas que a la jerarquización de la estética barroca, corresponde a nuestra visión de la complejidad del mundo actual. Las formas están encerradas sobre ellas mismas y aparecen por concatenación, por acumulación, por brote, por multiplicación, por propagación, por desdoblamiento. La unidad es el resultado de una multiplicidad de detalles que tienden a la autonomía, separándose y aislándose del conjunto, jugando como un oxímoron de una conflictualidad interna. Este paisaje no tiene punto de fuga, lo que tiene son focos de desorden donde los diferentes ángulos de vista se encuentran, proponiendo una visión parcelada, fragmentada como un caleidoscopio, una polifonía de reflejos. Cora Díaz reivindica este aspecto micro-tópico del espacio representado: Mundos en un mundo, flores, animales, insectos dentro del paisaje, estructuras estriadas de pelos y pétalos, células de plantas y animales, siempre mundos en abismo en los mundos.
Las figuras se presentan simultáneamente bajo la forma de una escritura geométrica y de una configuración sinuosa, a modo de ofrecernos una realidad de nudos, de retorcimientos, de entrelazados . La obra aparece como un trenzado, sin duda porque todo el paisaje real se presenta como un tablero de pastizales y de parcelas cultivadas, pero esencialmente, porque la picturalidad ella misma es ante todo una trenza (Hubert Damish, “La peinture est un vrai trois”). Se trata de una topología, por una parte en el sentido topográfico del paisaje y de otra parte como lógica matemática de los sobreposicionamientos del trenzaje. La pintura y la imagen están en una situación de estratos, de aparecer y desaparecer, de encima y debajo, de lo que se muestra y en seguida se sumerge, de lo que está por debajo y resurge a la superficie de lo mostrado, así como en las ciencias y en la filosofía lo que parece ser, enseguida se complica y parece regresar a lo incomprensible, mientras que una cuestión hasta ahora impensada nos da repentinamente una vía de acceso inédita.
Mas que la celebración del poder tecnológico de la ciencia, Cora Díaz ha preferido presentarnos la ciencia (de) en la naturaleza. Díaz instala un paisaje dentro del paisaje de Monterrey. Ese juego inquietante de re-doblamiento, este paisaje en el paisaje, ese juego de multiplicación y de desfase nos muestra que la mimesis nunca es unívoca. La repetición, mas allá de los dobles, no puede mas que mostrar la diferencia. Este mural celebra un razonamiento de la complejidad, de la interdependencia de nuestros actos y gestos, de las realidades y de nuestras representaciones. Este juego generaliza las dependencias, evoca nuestras responsabilidades concretas en el mundo, frente al mundo.
Esperamos que la metáfora no sea juzgada muy fácilmente y mas bien optemos por ver en esas superficies, extendidas, yuxtapuestas y plegadas, el despliegue de tantas páginas de las obras de la biblioteca que vienen a ilustrar. El mural os propone entonces , ver y leer a lo largo de sus superficies y de sus líneas, a través de la criba de sus cerámicas pintadas, un saber y una organización del mundo y de su representación que la artista al igual que el científico, se esfuerzan en descifrar y proponer a la reflexión.
Lucien Massaert
Profesor Principal de L’Académie Royale des Beaux-Arts de Bruxelles – Belgique
Editor Responsable des éditions La Part de l’oeil
Cimientos de una esperanza
Distinguidas personalidades:
Agradezco a la Universidad Autónoma de Nuevo León, el honor que me hace de formar parte de su acervo con este mural :“Cimientos de una esperanza”.
Grata experiencia y profunda emoción es mi sentir, al ver finalizada y ahora develada una obra, en la que integro lo plástico de la imagen, del color y de la forma con la esperanza de ver una armoniosa realidad, en donde todos los protagonistas : humanos de toda raza, credo y condición social, vivientes todos de la micro y macro naturaleza y esta querida tierra que nos alberga y que con generosidad me acoge, conformemos un paisaje de paz, de respeto mutuo y de desarrollo, en donde el dar y servir con generosidad sea la tónica de nuestras existencias.
Trabajar la tierra y buscar en ella, como nuestros antiguos, la fuente del sustento, del desarrollo, de la vida: polvo somos y polvo seremos, y talvez naceremos bajo la forma de maíz para integrarte en otro prójimo y ser uno: tu, yo, el cielo, el agua, la tierra, todo el macro y microcosmos.
El macrocosmos caracterizado por los elementos del paisaje natural y el de factura humana que define a nuestra ciudad, así como el dinamismo del campo en constante movimiento de entradas y salientes múltiples, de superposiciones de flor y paisaje, hombre y materia, orgánico e inorgánico, de animal y humano, del jardín interno y del paisaje. El hombre y la célula en su labor.
Finalmente el hombre, el animal, el vegetal y el mineral que en su conjunto armónico de existencia compartida y mutuamente respetada, dirigen sus esperanzas, ilusiones y devenires hacia la celestial infinitud del futuro.
Se trabajó la cerámica, se pintó a mano cada pieza, se perennizo con fuego a mas de 1000 grados y las añosas manos de un obrero ayudaron a fijarlas en estos muros. Me place observarla ahora y entregarla con amor y sincera emoción a la |Biblioteca de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma de Nuevo León, busqué y encontré los cimientos en esta tierra y a partir de ella labremos un futuro lleno de esperanzas.
Si, es la Universidad la que propiciará la universalidad del conocimiento, de la ciencia, del derecho, de la vida y de la creación de la misma vida y su entender. Este es un gran trabajo que me sensibiliza y compromete en tanto profesional del arte visual y del espacio.
Gracias a cada uno de ustedes que han hecho posible este momento, al Sr. Rector Dr. Jesús Ancer Rodríguez, al Dr. Porfirio Tamez Solís, al Profesor Lucien Massaert. A todos ustedes por su apoyo, por su afecto y por compartir conmigo la esperanza de un grandioso futuro. Gracias a Dios por este regalo de vida.
Comparto con ustedes una extensión de mi misma.
Gracias
Lic. Cora Díaz F.
25/02/2010